Los protagonistas no se quejan

Hace unas semanas leí en un artículo que la queja es el instrumento general de comunicación en España. Así lo afirmaba Luis Rojas Marcos, psiquiatra autor de varios libros relacionados con el desarrollo personal como “La autoestima” o “Los secretos de la felicidad”.

Y desde entonces comencé a observar la gente a mi alrededor en diferentes ámbitos. Y como habrás podido deducir, efectivamente comprobé que, de forma continua, nos quejamos del compañero de trabajo, de lo que ha subido la gasolina, del vecino de arriba, de lo frío que nos han puesto el café en el bar… Hasta un total de 20 veces de media al día nos quejamos de las cosas, personas o situaciones. Si, si, 20 veces. Has leído bien.

Ahora bien, si dedicamos tanta energía en nuestro día a día a quejarnos ante los demás ¿Cuál crees que es la función que esta forma de comunicación tiene?. Básicamente es una estrategia relacional para llamar la atención de los demás, para intentar generar de una forma inconsciente que el otro empatice con nosotros en la situación que nos genera desagrado y se una a nuestra indignación, porque ni siquiera buscamos que el otro nos aporte soluciones.  Sólo queremos que nos escuche.

Para la persona que escucha, oir quejas durante unos 30 minutos, no sólo afecta al ánimo como tú mismo habrás podido comprobar, sino que neurológicamente, produce el desprendimiento de las neuronas del hipocampo, que es la zona del cerebro que sirve para resolver problemas. O lo que es lo mismo, merma tus habilidades de actuación ante los mismos.

Y para el que emite las quejas, a la larga, el resultado es justo el contrario del que al principio buscaba. Al final nadie quiere escucharle y acaban evitando tener relación con él.

Más allá, de las consecuencias poco positivas para las dos partes de este tipo de relación, la queja sitúa automáticamente para el que la emite en una actitud de VÍCTIMA ante la situación objeto de la queja. La víctima no es responsable de la situación por lo que no “puede” generar ninguna solución. ¿Es así como quieres actuar en tu vida?. Si es así, adelante, continúa utilizando la queja como estrategia para relacionarte con los demás.

¿Cuál crees que sería la actitud que te permitiría tener el poder de solucionar las cosas? Piensa por un momento cómo actúa un PROTAGONISTA. Quizás el de tu película favorita. Al protagonista le pasan cosas que muchas veces no son positivas pero siempre tiene una forma de solucionarlo. ¿Cómo?. Responsabilizándose de sus propios actos y decisiones, porque como protagonistas no podemos controlar lo que sucede a nuestro alrededor pero si cómo reaccionamos ante ello.

Ahora que has descubierto para qué te quejas… ¿Vas a ser víctima o protagonista en tus relaciones con los demás?

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