No quiero volver a la normalidad

Si la normalidad de antes era vivir para trabajar, no quiero esa normalidad.

Si la normalidad de antes era anteponer los intereses individuales ante las necesidades de los demás, no quiero esa normalidad.

Si la normalidad de antes era vivir con miedo, no quiero esa normalidad.

Si la normalidad de antes era el ego como protagonista de nuestras vidas, no quiero esa normalidad.

Pero si la normalidad es abrazar de nuevo a las personas que amas, esa normalidad si la quiero.

Si la normalidad es la alegría de los niños jugando en los parques, si la quiero.

Si la normalidad es la solidaridad como eje que nos mueve, si quiero esa normalidad.

Si la normalidad es compartir tiempo y risas en los bares y restaurantes con los que nos quieren, claro que quiero esa normalidad.

Cuántas veces he oído en mi entorno, “qué se pare el mundo, que yo me bajo”. Pues la vida nos ha escuchado y nos ha hecho bajarnos de una rueda que no nos llevaba a ninguna parte. Bajas de la rueda y te das cuenta de lo que esa rueda era en tu vida, y ahora puedes ver que más allá hay otros caminos que si te llevan a lugares. Caminos que primero te llevan a ti, simplemente a SER, sin tener que hacer todo el tiempo. Caminos que ponen delante de ti nuevas posibilidades que hasta ahora no habías explorado. Posibilidades de lo que quieres hacer, de cómo quieres ser y vivir.

Estos días la vida ha manifestado aquello que ya tenemos dentro, el amor hacia las personas. Ese amor que nos une en pequeños gestos. He visto cómo en mi portal alguien se ofrece a personas que no pueden hacer la compra, hacerlo en su lugar. He visto cómo los balcones se llenan de arcoiris pintados por niños que confían en que todo va a ir bien. He visto cómo, durante cinco minutos todos los días, nos unimos para agradecer. Amor, confianza y agradecimiento. Esas son las cosas que de verdad nos definen como seres humanos y los motores de la vida.

La anterior normalidad estaba minimizando esos motores. Por eso no quiero volver a la normalidad. Quiero una normalidad llena de amor entre nosotros, de confianza en el presente y en el futuro, y de agradecimiento por el privilegio de estar vivos y ser testigos de lo que la vida nos ofrece.

Lo contrario al amor no es el odio sino el miedo. Y la antigua normalidad estaba diseñada por un miedo constante. Si la nueva normalidad sigue diseñada por el miedo, no la quiero. Quiero una normalidad en la que no haya miedo a perder el trabajo, a perder la salud, a perder la casa, a no tener dinero, a lo que opinen los demás…. ¿De verdad quieres volver a esa normalidad?. Yo no. Lo que quiero es una normalidad en la que agradezcamos todos los días tener personas que amamos y nos aman. Quiero una normalidad donde agradezcamos que la vida es abundante y siempre nos da lo que necesitamos. Quiero una normalidad en la que el amor nos recuerde que somos uno, y que estamos unidos para afrontar todo lo que ocurre. Esa es la normalidad que quiero.

Estamos a tiempo de diseñar una nueva normalidad. ¿Cuál quieres que sea la tuya?.

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