Tu autoestima no depende de cómo te valoras

¿Cuántas veces has oído que tu autoestima depende del valor que te das a ti mismo?

¿Y si yo te dijera que el valor que te das no tiene nada que ver con tu autoestima?

Me explico. Cuando valoramos algo, estamos juzgando. Algo está bien o mal. Una persona es buena o mala, guapa o fea, simpática o antipática, fuerte o débil…. Tanto afecta a tu autoestima que emitas juicios negativos como positivos porque si juzgas no estás aceptando.

Dice Walter Riso en su libro “Enamórate de ti”, que de los cuatro pilares sobre los que se construye la autoestima, el primero es del “Autoconcepto”, lo que piensas de ti mismo, es decir si te aceptas o no.  Tanto te perjudica criticarte en exceso como autoelogiarte en exceso pues ambos comportamientos te alejan de tu yo real. Una autoestima equilibrada no se forja diciéndonos lo bueno que somos en todo lo que hacemos sino conociendo nuestras cualidades, nuestros defectos, nuestras creencias, nuestras emociones y aceptando que todo ello forma parte de nosotros y configura nuestra personalidad y forma de ser.

No es lo mismo la parte que el todo en tu personalidad. Si alguna vez se te cae algo de las manos, no eres torpe, fue un acto puntual en un momento determinado. Si tienes una confrontación con alguien en la que te has exaltado, no eres impulsivo o agresivo, te comportaste de manera exaltada en ese momento. ¿Ves la diferencia? Cuando en tu diálogo interior te dices a ti mismo que eres torpe, impulsivo o agresivo, te estás identificando de manera genérica con una cualidad pero que te hayas comportado así no significa que lo seas.

Por el contrario, la aceptación implica reconocer comportamientos y actitudes, a veces reconocer que nos hemos equivocado pero no la identificación con juicios que distorsionan la percepción de ti mismo.

Cuando te aceptas estás en paz contigo mismo, sin resistencias, sin luchas sin resignación. Aceptación no es creer que todo está bien, no es inmovilismo hacia ti mismo. Al contario, cuando te aceptas abres las puertas para el cambio. Te das el poder para poder cambiar aquello que deseas o no te gusta de ti.

Ahora bien, ¿cómo puedes saber que te aceptas?, de una manera muy sencilla. Si tras un acto o comportamiento aparece en ti emociones relacionadas con la culpabilidad, en ese momento no te estás aceptando. La culpabilidad es la consecuencia de la emisión de juicios. Y ya hemos dicho que la antítesis a la aceptación es el juicio. Desde la aceptación podemos reconocer nuestras equivocaciones y corregirlas sin sentirnos culpables. Desde el juicio sabemos que nos hemos equivocado, “hemos hecho algo mal” y como consecuencia surge la culpabilidad.

Por eso, un indicador de tu nivel de tu autoestima es tu índice de culpabilidad. Cuanta mayor culpa sientas en tu día a día, menos equilibrada está tu autoestima.

Te recomiendo una primera herramienta para mejorar tu autoestima. Observa tus niveles de culpabilidad. Sólo observa, no te juzgues. Si descubres que es un sentimiento que predomina en ti, es probable que necesites empezar a trabajar en el concepto que tienes de ti mismo.

¿Sigues pensando que tu autoestima depende del valor que te das?

Aún no hay comentarios

Escribe un comentario